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5 Lecciones de Viaje que Aprendí sin Viajar

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Si bien los viajes te enseñan grandes lecciones, detenerte y reflexionar sobre lo que hiciste en la carretera también es una gran escuela. Estas fueron las 5 lecciones viajeras que aprendí.

Había pasado 5 años viajando casi sin parar, y no: no me arrepiento de nada. Gracias a todos esos viajes, nació Traveleira. También es gracias a la mayoría de estos viajes que me he convertido en quien soy hoy. Con el tiempo he aprendido que para un viajero, también hay mucho aprendizaje y un sin fin de lecciones de viaje en los periodos en los que no se viaja.

Como ya saben, después de vivir en el lugar que creía que era mi lugar en el mundo, la vida me devolvió a Puerto Rico en contra de mi voluntad. Esto sucedió justo después del Huracán María. Me deprimí. Eso no es secreto para nadie.

Pensaba que en todos esos meses, lo que podría desarrollar para este blog sería mínimo pero, a veces rimanere fermo o estarse quieto te abre los ojos del mismo modo que viajar puede hacerlo. Empiezas a entender que los mismos clichés ligados a viajar pueden ser hasta cierto grado peligrosos. Es ahí cuando entiendes que hasta para hablar de algo tan maravilloso como viajar, toca ser responsable.

Admito que algunas de estas lecciones de viaje las aprendí en la carretera. Muchas otras, al estar quieta, mi empatía ha florecido. Uno piensa en las cosas que ha vivido en la carretera, en la gente que afirma que los has inspirados y en aquellas comunidades a las que impactas. Tu sentido de responsabilidad tanto con los lugares que visitas como con tus seguidores y aquellos que inspiras se vuelve mucho más fuerte.

Estas fueron las 5 lecciones de viaje que aprendí en este tiempo en que he estado quieta.

Lección de viaje #1: No ser una “travel douche”

Pizza Hut Guatemala - Traveleira.com - How To Travel

Un travel douche quizás cuestione mi decisión de comer Pizza Hut en Guatemala porque, eso es un sacrilegio…

La realidad, esta lección de viaje la aprendí en la carretera. Justo en ese periodo que decidí viajar sola a Guatemala y viajar sola a Colombia, aprendí que simplemente, no todo el mundo tiene ganas de explorar el mundo del mismo modo. Escribí un post en inglés para aquella entonces hablando de los paladines del buen viajar. Ese post iba dedicado a aquellos que creen que la única manera de explorar y conocer el mundo es la de ellos, y que si fuiste a un destino y no hiciste una de esas 3 cosas que ellos creen que son las que todos deben hacer, te echan a la hoguera.

Me encontré con varios travel douches que cuestionaron mis decisiones de viaje mientras estuve en Guatemala y Colombia. En buen francés: me encabroné. Yo creo que cuando entendemos que viajar para todos tiene un sentido diferente, dejamos de ser tan prejuiciosos con las decisiones de los demás. Hay que entender que ninguno de los modos está mal, siempre y cuando no se le falte el respeto a aquellos que visitamos en nuestros viajes. Ahí reside una de las mas grandes lecciones de viaje.

La realidad es que en ese momento aprendí a no cuestionar las decisiones de viaje de nadie, ni aún cuando va por tercera vez a Disney y es todo el mundo que conoce.

Lo admito: No me gusta Disney, pero esa soy yo. Lo único que puedo hacer es escribir la oración anterior tal como la acabo de escribir, hablarles de lo maravilloso que son otros destinos pero no, no debo travel shame la decisión de ustedes de ir a Disney o a Punta Cana, aún cuando no sería la mía.

Ojalá y la gente fuera más así y aprendiera de estas lecciones de viaje.

Lecciones de viaje #2: Viajar solo no es feo… pero tampoco siempre es lindo.

5 lecciones viajeras

Gracias a los timers de las cámaras por fotos como esta

Ojalá y que el mundo dejara de demonizar el asunto de viajar solo, o peor aún, de viajar sola. Desde el momento que comencé a viajar sola, han pasado grandes tragedias con colegas viajeras que han encontrado el peor de sus destinos mientras completaban su aventura.

¿Cuál es el denominador común de todos estos asesinatos? No, no es lo macabro del destino. Sino el infeliz que sale a decir “¿por qué viaja sola? ¡es que se lo buscó!” No señores. Llevo 5 años viajando sola y en ninguno llevo un sign en mi frente que diga “máteme”. Lo mismo ninguna de las colegas viajeras. Basta de ser tan misóginos.

Lo que siempre he querido es explorar el mundo, cumplir mis metas viajeras, inspirar y ayudar a otros a conseguir las suyas (de ahí surge Traveleira) y vivir mi vida tal y como he soñado que sea. Estoy consciente del peligro pero, como les he dicho anteriormente, no concibo mi vida sin viajar sola. Es por ello que creo que es una de las cosas más lindas que le pueden suceder a una en la vida (y también estoy consciente de que es algo que no es para todos ni todas). Viajar sola, aunque a veces ha sido feo, normalmente ha sido algo enriquecedor, y esta ha sido una de las lecciones de viaje mas importante. El no viajar me ha ayudado a ver todo esto mucho más claro.

Lección de viaje #3: Entender que no necesariamente la prioridad de todos es viajar… y que eso no es un problema

Casa del Cioccolato Perugina, Baci - Perugia, Italy - Traveleira.com

A veces mi prioridad es comer Chocolates Baci… a veces es viajar.

Esto me devuelve de cierto modo al punto de los travel douches. Estoy HARTA de las frases clichosas que intentan hacer ver que no hay nada mejor que viajar y que aquellos que no lo sientan así están en un nivel inferior. Viajar me ha inspirado en muchas maneras, a mí, sé que no a todos. Obvio que hablo de lo que ha hecho por mi persona, evito de no travel shame a quienes no. En general, se suele celebrar el travel shame mucho más de lo que se debería.

Hace poco, una agencia de viajes se encargaba de decirle a las personas que dejaran de comprar porquerías para poder viajar. A pesar de ser quien soy, esa exhortación me cayó como “patá al estómago”. Me explico: A lo mejor yo como viajera, puedo realizar que estoy comprando “porquerías” que no me permiten presupuestar para viajar. Quizás eso a lo que hoy llamamos “porquería” que compran otros es justo aquello que para ellos es prioritario. Para algunos, lo que tal vez sea “una porquería” es el viajar. Eso no está mal, lo que está mal es ser irrespetuoso con las prioridades y decisiones de los demás.

Pienso que como viajeros que aspiramos a ser fuente de inspiración, ganamos más con miel que arrojando basura. Hay tantas maneras de decir esto mismo cómo, precisamente, estableciendo el concepto de “prioridades”. Hablar de prioridades no es lo mismo de hablar de porquerías, y si la prioridad de alguno no es viajar, eso no lo pone ni debajo ni por encima nuestro. Nos toca ser conscientes en respetar eso.

Estoy segura que está ha sido una de las lecciones de viaje más grandes que he tenido en los últimos años. Entre el Huracán María y terminar regresando a Puerto Rico me hicieron sumamente consciente de esto.

Lecciones de viaje #4: A veces por querer hacerlo bien en las redes, la embarramos

Cul de la Lleona - Girona, Cataluña, España - Traveleira

Si le besas el Culo a la Leona en Girona, aseguras el volver a la ciudad.

Estoy totalmente consciente que he tenido que haber metido las patas en las redes montones de veces. A muchos no les gusta el hecho de no tener miedo de salir sin peinarme y sin maquillarme en mis stories de Instagram. Mi principio siempre ha sido: si no le hace un daño que pone en peligro o le falta el respeto a alguien, entonces no necesariamente haya que modificarlo. Que yo esté despeinada o desarreglada, solo me podría hacer daño a mí. Ahora, si insulto la cultura de otros, o el lugar donde viven, estoy segura que eso si me hace “held accountable”. Esta ha sido una de las más grandes lecciones viajeras.

Mientras vivía en Cataluña experimenté de primera mano eventos como el atentado del 17 de agosto en La Rambla en Barcelona, el referendum por la independencia catalana del 1ro de octubre, los cacerolazos de las 10 de la noche para estas fechas, las diversas manifestaciones, paros entre otros. Intenté que Traveleira solo se limitara a tomarlos en stories parcos, porque era una realidad que vivía a diario. Estoy segura que en algún momento debí haber fallado: lo reconozco. Lo siento y mi responsabilidad me hace sentirme arrepentida de que en algún momento no estuve a la altura del respeto que merece la cultura catalana.

Hubo momentos de frustración extrema, como los cacerolazos el 20 de septiembre, justo cuando azotaba el huracán María y no sabía nada de mi familia. Estoy segura que esa frustración llevó a no ser consciente de cosas que hice o dije. Hoy me hago responsable de ello.

Creo que a lo que debemos aspirar todos, vivamos o estemos de visita en un lugar, es a entender que debemos respetar la cultura del lugar que visitamos. Nada nos cuesta hacer un breve research, o leer el periódico si logramos entender el idioma del lugar. No es justo que trivialicemos a las culturas y a las personas que encontramos en el camino, y eso incluye un tema que siempre está en boga: el tomarse fotos con niños locales. Eso no es necesariamente un intercambio cultural.

Las lecciones de viajes aquí es que nos toca ser responsables de lo que compartimos en nuestras redes. Creo que no debemos evidenciar nuestra ignorancia o nuestras burlas hacia aquellos que, gentilmente, nos reciben.

Lecciones de viaje #5: Viajar es mucho más que una foto

Roma - Traveleira.com

Mi foto en la Fontana de Trevi no es la mejor foto de la historia. De hecho, es un selfie.

Existe algo que me ha sucedido en casi todos mis viajes: Cuando mejor la paso, nunca consigo tener una buena foto para inmortalizar el momento. A veces envidio a las parejas que viajan, solo por esto. A su vez, estoy consciente de porque me sucede esto además de porque viajo sola.

La verdad es que, en los momentos que mejor la paso (viajando o no) se me olvida que tengo un móvil, que tengo cámara y solo me encargo de vivir mis emociones al máximo. Es cuando estoy quieta como lo estoy ahora que recuerdo que, hubiera sido hermoso tener fotos de X lugar o X momento y me lamento. A pesar de lamentarme, también agradezco a la vida al ir atrás y pensar en las emociones que me trajo un determinado momento, y eso es algo que he aprendido a lo largo del tiempo: Viajar es mucho más que una foto en Instagram.

Viajar es emoción. Es reír, es llorar, es enamorarse, es pasarla bien, pasarla mal, aprender algo nuevo y todo en la carretera. Aunque sí me gustaría tener alguna foto en determinados momentos, me parece genial no haber arruinado determinados momentos en “rely on technology”. Agradezco momentos como haber llorado al entrar al Museo de Henrik Ibsen, o finalmente, tener al Quijote frente a mí. Agradezco la primera vez que entré a Italia y de repente, me di cuenta que todos mis años de estudiar la lengua no fueron en vano. Creo que esos son los pequeños triunfos y maravillas que nos ofrece el viajar.

La próxima vez que quieras inspirar a alguien sobre viajar o quieras realmente, hablar de como te enamoro un lugar, ten estas pequeñas lecciones de viaje en cuenta. Sé que de primera instancia hay muchas cosas que hacemos inconscientemente.

Autoevalúate y haz que otros amen la aventura de viajar, del mismo modo en que lo haces tú sin necesidad de invalidar la experiencia de los demás. Esa es una de las grandes lecciones de viaje.

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Si bien los viajes te enseñan grandes lecciones, detenerte y reflexionar sobre lo que hiciste en la carretera también es una gran escuela. Estas fueron las 5 lecciones de viaje que aprendí.

Brenda: + 34 años + Puertorriqueña + Viajera Boricua + Master en Turismo Cultural + Lenguas Modernas + Estudios Hispánicos + Portugués + Italiano + Ruso + Amante de la Literatura + El Voleibol es felicidad +

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