Estoy segura que viajar es una fuente de alegría enorme aunque, no estoy clara de si viajar es una fuente de felicidad como muchos afirman. De hecho, en mi caso sé que es una parte fundamental en mi vida y una fuente de muchas emociones. Diría que viajar es una forma de conocerme un poco más y mejor. Ultimamente me frustra un poco la dimensión que viajar ha tomado a nivel mainstream, porque, el mensaje podría ser peligroso. Les voy a dar un spoiler: Viajar no curará todos tus males de por sí, realmente, hay males que necesitan ayuda profesional.

Este post habla de temas que pueden resultar fuertes para algunos como depresión, condiciones mentales y suicidios. Esto se está haciendo basado en la información más profesional sobre estos tópicos. Toca hacer la salvedad de que no soy otra cosa que no sea una simple paciente y no una experta en el tema. Este post a su vez puede contener links afiliados. Los links afiliados ayudan a Traveleira a mantenerse online ya que con cada compra hecha a través de estos, Traveleira recibe una pequeña comisión sin costo adicional para nuestros lectores. Para más información consulta nuestra Política de Privacidad.

Hablemos de lo que representa el viaje para la felicidad

Definitivamente, sentí una alegría enorme en este momento.

Estoy totalmente segura que la mayoría de las personas me dirían que viajar es una fuente de felicidad. Después de viajar consistentemente por los últimos 6 años puedo decir que viajar me ha brindado grandes momentos de alegría. No estoy segura de que toda esa alegría sea un sinónimo absoluto de felicidad. Siempre le he dicho a la gente que toca tener mucho cuidado cuando pensamos que viajar es una fuente de felicidad automática y porqué considero eso. Vamos a repasar un poco términos clínicos y psicológicos y los combinaremos con lo que es viajar.

¿Qué es la felicidad?

Según el sitio lifeder.com, la felicidad se puede definir como una combinación entre la satisfacción que una persona tiene con su vida personal (familiar, de pareja, trabajo) y el bienestar mental que siente en el día a día. Entiéndase, es sentirse pleno con emociones positivas desde la alegría hasta el placer. Creo que hasta este punto todos podemos estar de acuerdo con que viajar podría ser una fuente tanto de alegría como de placer.

¿Qué es la depresión?

Si ya estamos conscientes de qué es la felicidad, toca entrar un poco en el cuarto oscuro de lo que es la depresión. Si la felicidad es la combinación entre satisfacción y bienestar personal que sentimos con nuestro día a día, la depresión es la ausencia de esta. Ojo: esto es un proceso químico en nuestro cerebro. Esto no está necesariamente ligado a nuestras actividades externas -aunque bien pueden ayudar-. La depresión ES una patología y se debe tratar como a a cualquier otra enfermedad. Nos toca ser responsable con eso.

Puedes estar deprimido y tener grandes momentos de alegría, placer y plenitud. Esto no necesariamente representa que tu depresión está sana y que no necesita de un experto.

¿Puede un viajero sufrir de depresión cuando “viajar es una fuente de felicidad”?

Cuando me fui a Eslovenia con la nariz rota (suerte que se había bajado la hinchazón) y Estrés Post Traumático

Totalmente. Estamos demasiado acostumbrados a pensar que viajar en sí es la felicidad plena. Para muchos, viajar es el epítome de la máxima alegría porque puede estar ligada a dos cosas:

– Puedes viajar porque, tienes una vida laboral exitosa y lograste ahorrar para poder realizar ese viaje.
– Viajar en sí es una meta, es un fin, y la satisfacción de lograrlo y vivirlo mueven toda esa felicidad.

Viajar no siempre brinda esas emociones. Soy fiel creyente de que debemos bloquear pensamientos negativos durante nuestros viajes, pero igual, las situaciones no se pueden frenar. Por más que estemos disfrutando la experiencia o la querramos disfrutar, la mente siempre puede jugarnos una mala pasada.

Esta es mi experiencia

En el lugar que más alegrías me ha dado. Perugia, Italia.

En mis viajes he pasado por experiencias como haber sido víctima de robo, conocer gente que pensaba que podían ser grandes amigos o grandes amores y no resultó, momentos en los que la ansiedad o el miedo me invadieron y momentos en los que no me sentí bien viajando sola. También he estado metida en líos por viajar sola. He pasado por traumas como no querer viajar después de mi atropellada mudanza, y a pesar de todo ello y de que hay momentos en los que mi psiquis se ve afectada por lo que viajar puede producir, entiendo que esto es una fuente de emociones enormes.

He sido sumamente feliz viajando, pero igual he sido sumamente miserable porque, viajar en sí no es la fuente de la felicidad y no siempre mi cerebro ha respondido al evento como debería. Mi caso quizás sea uno en un millón. Hablemos de cosas más profundas y de como, una de las personas que era la meta para todos nosotros, los que amamos viajar y contar el viaje, no lo resistió.

Definitivamente, sin Anthony Bourdain este post no tendría sentido…

¿Cuántas veces no hemos por lo menos pensado: “yo quiero el trabajo de Anthony Bourdain”? Comer en una cafetería en Viet Nam con Obama, almorzar en el restaurante de Tivoli Gardens en Copenhague, explorar la cultura de la cocina más allá de lo alcanzado. ¿Cómo este hombre no podría ser feliz si tiene todo lo que deseamos y viajar es una fuente de felicidad?

Nuevamente, nuestra mente puede procesar las pequeñas alegrías y la felicidad plena de modos muy diversos. No soy psicoanalista, no puedo hablar de que podría pasar por la mente de Anthony Bourdain pero, el suicidio no es más que el reflejo y la causa de muerte de una depresión. Nuestro instinto está creado para sobrevivir y si, perdemos eso, probablemente necesitamos ayuda urgente.

No necesariamente viajar es una fuente de felicidad. Debería serlo pero, lo más importante para que esto sea de ese modo es cuán saludable esté nuestra mente.

¿Debo viajar para encontrar la felicidad?

Si me preguntas, debes viajar para experimentar todas las emociones que viajar brinda. No viajes con la idea fija de que viajar es una fuente de felicidad y solo eso. Creo que lo más importante es tomar consciencia de nuestra salud mental y de que viajar es un proceso del cual no necesariamente, seamos la misma persona cuando regresemos de este.

La primera vez que programé un viaje, las mujeres de mi familia decidieron pagarme un psicólogo porque “no podía ser normal que una mujer quisiera viajar sola”. Fui a terapia en uno de los momentos en que, miro para atrás y reconozco que más plena me sentía: estaba en mi último año de universidad, tenía un trabajo part time que me gustaba, planificaba un viaje que me emocionaba, escribía mi tesina de grado, honestamente, creo que es uno de los momentos de mi vida en los cuales más feliz he sido con mis circunstancias, sin embargo, mi familia creía que necesitaba ayuda.

Fui a terapia, dije como me sentía, la psicóloga le dijo a mi madre que creía que estaba en plena salud para viajar. Honestamente, creo que por mejor que nos sintamos, siempre puede hacernos bien hacer ese ejercicio.

El viaje y yo hoy…

Empoderarme y amar mi cuerpo tal cual es ha sido una de mis circunstancias más complicadas. Viajar me ha ayudado a empoderarme y defender quien soy.

A nivel emocional, he experimentado de todo viajando. Hace un año sufrí algo que se le conoce como el duelo migratorio. Tuve la decepción de tener que regresar a Puerto Rico, sintiendome algo derrotada por no haber logrado mi objetivo. Viajando me he enamorado, he sufrido decepciones amorosas y me he sentido super sola. También me he sentido mal de estar acompañada pero igual, estoy consciente que todas esas emociones me han formado.

A pesar de que estoy consciente de que no necesariamente sea una fuente de felicidad, ha sido el viajar una fuente de múltiples alegrías. Mi próximo viaje lo he pensado como una búsqueda de conocerme mejor. En este viaje quiero descubrir qué quiero vivir en el estilo de vida de los 30 años.

¿Encontraré la felicidad viajando. No lo sé aún. Me importa poder estar saludable y así seguir disfrutando de lo que vivo en el viaje.

Este post no es más que una exhortación a que siempre cuiden su salud mental para, así poder sacar de nuestros viajes las mejores de las emociones y viviencias posibles.

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