
Lo admito: Estoy consciente que mi visión del viaje cambio exponencialmente una vez hice mi Máster en Turismo Cultural. Estudiar el fenómeno de lo que es el turismo desde la raíz te da una visión mucho más amplia de qué cosas puedes hacer como viajero para maximizar la experiencia y para impactar positivamente el lugar que visitas. Los conceptos de sostenibilidad y responsabilidad se hacen más vigentes y están más presentes a la hora de realizar y organizar nuestros viajes. Poco a poco, comprendes que para viajar toca ser un viajero responsable.
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Habían muchas cosas, algunas que hacía, otras ni tanto que no estaba consciente de que podían ser nocivas para los lugares a los que viajaba. He decidido hacer una lista de algunas cosas que hacemos y quizás no estamos consciente de ellas y que hacer para solucionarlas y convertirnos en viajeros responsables.
Destinos masivos

Siendo parte del problema al visitar a La Sirenita en Copenhague.
Probablemente en mi caso, más que por fascinación y curiosidad, siempre supe que quería ir mucho más aquellos lugares de los cuales poco se habla en los medios y no vemos con frecuencia en billboards que aquellos que estaban en todos lados. Motivada hasta cierto punto por esto, mi primer viaje internacional fue a Escandinavia (justo en aquellos tiempos en los que nadie viajaba allá.)
En 2013 conocí Estocolmo, Malmo, Gotemburgo, Copenhague y Oslo. Estaba fascinada por todas porque, aún los que eran espacios turísticos, nunca tuve que hacer grandes colas para nada aunque todavía se respiraba la llegada de turistas en puntos centrales. Así continué en ese viaje hasta Riga, Letonia en donde me pasó igual, y en efecto, descubrí una ciudad maravillosa de la cual conocía muy poco. Eso contrastó por completo con lo que me encontré en París y en Barcelona, donde hasta para comprar helado en ciertos lugares había que hacer cola.
Entiendo la necesidad y la pasión que tienen algunos viajeros por los destinos en masa. Si me preguntas, no creo que haya dejar de visitarlos, solo reevaluar el modo en el que lo hacemos tomando consciencia de nuestro impacto al pasar por ese destino como viajeros responsables que somos.
¿Qué puedo hacer para cambiar esto?
Como dije, todo comienza con estar consciente de los impactos que causamos a los destinos que visitamos. Ahí radica el ser un viajero responsable. Honestamente, pregúntate cosas simples cómo: ¿Me gustaría encontrarme con una fila todos los días al lado de mi casa? ¿Me gustaría que esa gente que va a visitar la atracción de al lado dejara su basura? ¿Me gustaría abrir mi ventana y encontrarme gente borracha teniendo sexo a cualquier hora del dia? Si respondiste que no en alguna de ella o en todas, probablemente ya puedes tener una idea de cómo se sienten los residentes de lugares como Barcelona, París o Amsterdam. Esto representa falta de sostenibilidad. Quizás ir con esto ya presente, te ayudará a tomar mejores decisiones sobre tu entorno.
Otra cosa que podría ayudar es descubrir otros lugares más allá de los focos turísticos de siempre. Busca en el mapa, descubre un café a las afueras, siempre encontrarás un parque o un mercado que no necesariamente aparezca en Lonely Planet. Te darás cuenta que en algunos casos, será igual de divertido que haber visitado un gran foco turístico o que en realidad, tuviste un contacto con la ciudad mucho más cercano mientras apuestas a la sostenibilidad como viajero responsable.
Conciencia sobre el uso de Airbnb

De los pocos Airbnb que he fotografiado. Estocolmo, Suecia
Hace algunos meses escribí sobre esto y creo que nunca me cansaré de escribirlo. Airbnb puede ser tanto nuestra salvación como el beso del diablo para otros. Sé y comprendo que a muchos les gusta la experiencia de “vivir como local” pero… ¿cuánto puede afectar al local nuestra obstinación de querer vivir como el local? Toca evaluar los impactos que ha causado Airbnb en esa ciudad para poder decidir si realmente, vale la pena insistir en querer vivir como locales o si realmente, estamos afectando la calidad de vida de estos.
El detalle es que, cada piso o apartamento que se convierte en un Airbnb, es un piso menos para un residente de esta ciudad. Si esta ciudad no tiene un problema serio de vivienda, entonces no hay problema, Airbnb es una gran opción. Una vez el hecho de que ese Airbnb represente un piso menos para el residente de esta ciudad, y a su vez, represente un alza en los costos de renta para estos, debemos de dar un alto y revisarnos nuevamente.
¿Qué puedo hacer para cambiar esto?
Quizás eres lo suficientemente afortunado de tener la oportunidad y el privilegio de comprar una propiedad en tu ciudad de origen. Recuerda que, aún en tu ciudad de origen, no todos pueden hacer esto y toca rentar. A lo mejor eres tú quien vive en alquiler en tu ciudad de origen. Ponte en la situación: ¿Qué harías si en esa comunidad que quieres vivir todo ha subido de precio porque dos edificios completos se convirtieron en pisos turísticos? O, ¿te gustaría que algún día te mandaran a mudar del piso en el que rentas porque se va a convertir en un edificio de Airbnb’s? Nada de esto apunta a la sostenibilidad. Nuevamente, si aquí tu reacción fue negativa para ambos escenarios, entonces nos toca ser responsables a la hora de escoger un Airbnb.
El local es mi anfitrión, no mi sirviente

El local es nuestro anfitrión y nuestro amigo
Esta es una mala costumbre que se repite una y otra vez. Recuerda que en muchos casos, para el local representas su única fuente de ingreso ya que vive del ecosistema turístico. No debemos aprovecharnos de eso. En ese momento, tenemos que pensar que estamos visitando su casa y si, aún esa visita pueda ser de gran ayuda, no debemos exceder nuestros límites en cuanto a lo que exigimos de esto.
¿Qué puedo hacer para cambiar esto?
Un ejemplo de esto podría ser el regateo. Para muchas culturas el regatear es algo natural y que no representa un problema porque, es más importante hacer la venta y ganar aunque sea un poco que no ganar nada. ¿Cuántas veces has regateado hasta el limite sabiendo que podías pagar un poco más? ¿Cuán consciente estás de tu privilegio y diferencia económica con respecto al que le compras? Son cosas en las que toca pensar en ese momento.
Trata bien a los meseros y camareros. Aprende los tipping customs del lugar. No te burles de la cultura ni las costumbres de aquellos que visitas, por más distinta que puedan ser a las tuyas. Toca ir con la mente muy abierta a todos los lugares que visitemos. Estos tips nos hacen mucho más responsables a la hora de viajar y de tratar a nuestros anfitriones que nos reciben con mucho aprecio.
Entender mejor el panorama sociopolítico del lugar que visito

Infórmate un poquito sobre qué sucede en tu destino.
A mucha gente cuando viajan se le olvida que está en un lugar que era, es y será un entorno vivo con ellos o sin ellos. No te tienes que hacer un experto en política internacional pero, ¿Qué afecta a los locales en ese momento? ¿Existe algún conflicto actual? ¿Las elecciones están cerca? Son cosas que con solo un pequeño Google Search, podemos ponernos al tanto y que en realidad, la barrera del idioma no sería excusa cuando puedes encontrar información en tu idioma online.
¿Qué puedo hacer para cambiar esto?
Infórmate sobre el lugar que visitarás. ¿Son liberales, son conservador? ¿Cual es su visión con respecto a las mujeres? Ir con esta información te ayudará incluso a tener mejores conversaciones con los locales que conozcas. ¿Como te sientes cuando conoces a alguien que está informado sobre la situación de Puerto Rico -aunque sea a nivel general-? Exacto. A todos nos gusta conocer y compartir con gente informada.
Intentar que la mayor parte del dinero que invierta, quede en manos locales

Comprar artículos locales
Lo admito: yo también como en cadenas extranjeras cuando viajo. Estoy consciente, esa no es la práctica más sostenible de la historia. Comer en lugares locales, street food en algunos casos, asegurarse de que la hospedería donde te quedas esté en manos de locales entre otras, hacen que la experiencia sea más sostenible y que en efecto, tu viaje sea uno que realmente aporte a la economía local. Intento que en mis viajes el 80% de lo que compro o hago, sea manejado por locales.