
Amor en el aire
Hace tiempo quería escribir esto porque me he dado cuenta que no he sido la única que se ha enamorado en un viaje. Bueno, en mi caso probablemente en casi todos. Pero esto es mucho más normal de lo que se piensa.
Podría estar todo el día hablando del “amor en el extranjero” porque es un tema fascinante, pero también puede ser un tema bastante doloroso. No sé si en realidad enamorarse mientras se está viajando es un síntoma experimentado principalmente por los que viajamos solos. Me atrevería a decir que a mayor aventura estés dispuesto a vivir en tu destino, mayores son las oportunidades de dejar tu corazón en el lugar a donde vayas.
Estoy casi segura que he dicho anteriormente en este blog que los hostales NO SON UN LUGAR TENEBROSO como Hollywood les ha hecho creer. Los hostales son un lugar lleno de gente ávida por vivir nuevas experiencias, compartir las ya vividas y un lugar que en muchas ocasiones, nos acerca con nuestras propias realidades y perspectivas y a comprender mejor las ajenas. No hay un lugar en el mundo en el que te acerques mejor a otra cultura que cuando se ven ambos en la misma situación: intentando conocer una ciudad e intentando gastar lo menos posible.
Estas relaciones interpersonales que se crean en los hostales, en muchas ocasiones dan paso a amistades que duran para siempre a pesar del tiempo y la distancia, y también, a romances de algunos días. Resulta que tienes la oportunidad de conocer como es convivir con otra persona por un corto periodo de tiempo sin realmente proponértelo y de ahí surge el amor. Esos amores también en ocasiones, pueden rebasar la distancia y el tiempo, en otras ocasiones no son ni correspondidos, y en algunas otras, solo queda como un gran recuerdo.
Como todo, lanzarte a una relación de varios días requiere de muchos cuidados, y claro, eso también dependerá del tipo de hostal en que te quedes (eso lo explicaré la próxima semana). Si el romance llega a otro nivel, no olvides protegerte (si me preguntaran, pondría los condones entre esas cosas que no debes dejar en tu casa al momento de viajar) ni tampoco hacer algo que te haga sentir incómodo. Si una amistad o romance en un hostal se convierte más bien en una serie de cosas que no quieres hacer, cambia de grupo o sigue descubriendo la ciudad por ti mismo. Un romance viajero debe ser algo que disfrutes y atesores, y que si te duele, sea más bien por lo poco que duró o porque no sabes cuando será la próxima vez que vuelvas a ver a esa persona. No debes sentirte presionado a hacer nada en particular.
Otra cosa que puede ayudar es hacer amigos de antemano en la ciudad a la que visitarás, como nos dijo Gabriela en este post, hay alternativas para lograr eso y podría ayudar a que te sientas más seguro una vez llegues a tu destino. Y quien sabe, tal vez uno de esos amigos que hiciste con antelación se convierte en tu gran romance.
Tengo amistades que han pasado por esto mismo de diversas maneras, y en la actualidad, algunos mantienen sus relaciones a larga distancia siempre añorando ese momento en el que finalmente vuelvan a verse.
Alguna vez en algún programa de TV escuché una frase sensacional: “Existen dos tipos de personas, los que no le quitan el plástico cobertor al celular por miedo a que se les roma, y los que se lo quitan y se arriesgan a que la pantalla se les rompa”. Yo en todos mis viajes he sido de las que me arriesgo a que la pantalla se rompa. Hasta ahora, no puedo decir que he tenido una mala experiencia y como saben, el 98% de las veces voy sola a los lugares. Es cuestión de usar el sentido común, lanzarte a la aventura pero siempre midiendo los pro y los contras.
Ojalá y que todos, alguna vez, vivan un romance viajero con mucha intensidad.